La creación de estructuras fisiológicas en laboratorio con las mismas propiedades que las reales ha sido un anhelo de los científicos durante muchos años. En la última década gracias al estudio de las células madre se ha logrado reproducir en laboratorio todo tipo de células y tejidos.
Sin embargo estas «células artificiales» aun no son idénticas a las naturales y aun no se sabe como «forzar» a las células para que den origen a estructuras más complejas como los órganos.
Investigadores del Wake Forest Baptist Medical Center se dedican hace varios años a recuperar la funcionalidad de ciertos músculos realizando injertos de otros creados en laboratorio. El cuerpo es capaz de reparar pequeñas lesiones musculares pero cuando se compromete una porción mas grande de musculo es necesario realizar un trasplante.
Hasta el día de hoy el procedimiento era retirar musculo de otra parte del cuerpo. George Christ y su equipo continuaron con sus experimentos anteriores y descubrieron que células musculares que crecen sobre un material biocompatible y luego son sometidas a «ejercicio» tienen una mejor respuesta al momento de ser implantadas en un organismo. Con este tratamiento los injertos ayudan a recuperar gran parte de la funcionalidad del musculo.
Cuando células musculares son cultivadas en laboratorio no forman «hebras» como en el cuerpo humano. Mediante una maquina que ejercita las células musculares se consiguió que se forme un tejido más funcional.
Observa el siguiente vídeo de la maquina que «ejercita» los músculos. Estos pequeños músculos fueron implantados en ratas con lesiones, las cuales presentaron una gran mejora en la funcionalidad en los músculos dañados.